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Cada vez permanecemos más tiempo en el ámbito online, con todos los riesgos y ventajas que conlleva. Los riesgos están claros: las ciberestafas. Ciberestafas que cada vez son más sutiles y que no se centran únicamente en el aspecto técnico, sino también emocional y social.
Esto es el primer punto importante: no te hackean por lo buenos que son técnica y tecnológicamente, sino porque consiguen que seas tú mismo el que comete un error. Esto se consigue indagando en el plano emocional, por lo que debes extremar cuidad.
Cada vez pasamos más tiempo en las pantallas. En un principio, solo los más inquietos y los jóvenes pasaban horas de sus días en estos dispositivos, pero en la actualidad, jóvenes y mayores permanecen atentos a las notificaciones que reciben.
Las ciberestafas son el tipo de crimen que más ha crecido en la última década, y es que entre 2015 y 2022 han pasado del 3 % al 15 % de los delitos denunciados, según datos del Ministerio del Interior. Tan solo lo superan los hurtos, para que apreciemos el contexto.
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) va mucho más allá, admitiendo que casi la mitad de españoles ha sufrido un intento de ciberestafa. Este dato es coherente porque los ciberdelincuentes lanzan la estafa a miles de personas para ver quién cae en la trampa. Desgraciadamente, multitud de personas terminan cayendo.
Como venimos diciendo, existen diferentes modos de ciberestafas. Puedes caer en una oferta de trabajo trampa por necesidad, puedes acceder a un enlace malicioso a través del correo electrónico o puedes caer una trampa amorosa y que te estafen miles de euros. Si entramos en el plano técnico, vishing, phishing, spoofing o malware son algunos de los términos más populares.
Hasta este momento, teníamos asumido que una persona te podía timar o estafar en persona, vendiéndote algo que no sirve o pidiéndote dinero por alguna cuestión. Las prácticas no han cambiado nada, pero ahora se hacen en el ámbito online.
Los mayores son los más proclives porque, aunque estaban acostumbrados a ese ámbito offline, se pierden en el ámbito online. No conocen los peligros de acceder a un enlace o cae en las redes emocionales de una tercera persona.
Por ejemplo, es posible que una persona de 55 años, con bastantes ahorros, busque una manera en la que invertir ese dinero para tener una vejez sin preocupaciones. Tras navegar un poco, le llega un anuncio atractivo, decide entrar y empezar a invertir.
Sin embargo, poco a poco le piden más dinero y, desesperado, se instala aplicaciones que le piden. Dichas aplicaciones pueden tomar el control de su móvil, dándole toda potestad a los ciberdelincuentes, que sin miramientos dejan su cuenta a 0.
Un hacker es capaz de acceder a tu teléfono o a tus datos de diversas maneras, pero la manera más fácil se la puedes llegar a brindar tú. El peligro está en los enlaces, aplicaciones o sitios webs, pero también en las emociones que te llevan a hacer dichas acciones.
Por ejemplo, un/a parado/a puede llevar en esa situación varios meses. Ante una situación así, cualquier oferta de trabajo se presenta como una bendición. Sin embargo, pueden llamarte para pedirte todos tus datos y nunca trabajar ni una hora.
Esos datos que le hayas podido dar le han servido para suplantar tu identidad e incluso cometer crímenes en tu nombre. También puede pasar que te den trabajo, pero para cobrar cierta cantidad de dinero, primero tengas que pagar cualquier cuestión. Ya te estarían estafando.
Otro aspecto es el amoroso. Seguro conoces algún caso en que una persona virtual estafa a alguien que se enamora de él. Le pide y pide dinero hasta que la otra persona estalla. Por eso, aparte de la educación tecnológica, es muy importante la educación emocional y saber que gatillos usan para conseguir su objetivo
Si has caído en una ciberestafa, no debes sentirte mal o culpable. Al final, los ciberdelincuentes utilizan distintos ganchos para obtener su dinero. Por ello, lo primero que debes hacer es acudir a la policía y apoyarte en los familiares. No eres más torpe por haber sido timado.
Posteriormente, existen muchas personas que adquieren un cierto pánico hacia los dispositivos móviles y hacia Internet. Algunas personas no tocan el teléfono antes de ser estafados y, ahora, acuden a cada notificación con pánico.
Después de haber sido estafado, debes trabajar en profundidad tu autoconcepto para no caer en una baja autoestima. Los datos están ahí, casi la mitad de los españoles han sido víctimas de una ciberestafa, así que no eres el único.
El foco, en muchas ocasiones, se pone en los bancos y en su escasa ciberseguridad. ¿Cómo es posible que pueden aceptar préstamos preconcebidos sin necesidad de obtener más datos y sin poner más filtros? ¿Cómo no se imponen más pasos a la hora de hacer transferencias o se limita de alguna manera?
Muchos usuarios sienten que sus bancos son frágiles, ya que, además, luego tampoco ven de vuelta su dinero. De este hecho son conscientes las entidades bancarias, ya que informan continuamente a sus usuarios y trabajan internamente en mejorar su ciberseguridad.
Sin duda, es uno de los retos más relevantes para los bancos en el presente año. ¿Acceso a todo con los datos biométricos será el futuro? Sin duda alguna, es mucho más complicado replicar tu huella dactilar.
Para terminar, en Euroinnova te queremos ofrecer una serie de consejos que te pueden servir para protegerte de las ciberestafas y ciberdelincuentes:
La formación es la llave para protegernos ante lo desconocido. Sin embargo, en torno a esta cuestión se puede generar un debate. Y es que la formación te puede dar herramientas para protegerte y proteger a los demás, pero también para hacer mal.
En Euroinnova, contamos con programas de formación en ciberseguridad. Y es que, queremos formar a profesionales que construyan una sociedad digital mucho más segura, dónde nadie tenga miedo de navegar por Internet o de comprarse unos auriculares.
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